
Bienvenidos a KONSIENTE, un método para volver a ti, para sanar lo que duele, abrazar lo que eres y reconectar con tu historia.
Este espacio está hecho para ti que estás buscando algo más profundo: comprensión, paz, respuestas… o quizás simplemente una pausa para respirar y mirar con otros ojos.
Hoy, dedicamos este episodio a ella…
A la madre.
La que estuvo.
La que no estuvo.
La que supo amar y la que no supo cómo.
La madre biológica, del alma, del destino.
Porque hablar de la madre es hablar del origen, del amor más hondo, y también… del dolor más profundo.
En este mes de mayo, más que celebrar, quiero invitarte a honrar.
A mirar a tu madre no desde el juicio… sino desde el alma.
Porque desde la visión sistémica, madre no es solo un rol: es raíz, es portal, es la puerta de entrada a la vida.
Mamá también fue niña.
Y a veces se nos olvida…
Olvidamos que antes de ser madre, fue hija.
Y antes de ser hija, fue una niña.
Una niña que también tuvo miedo. Que también lloró en silencio. Que también quiso rendirse.
Una niña que quizás no fue abrazada, ni validada, ni escuchada.
Y sin embargo, fue ella quien te dio la vida.
A su manera, como supo, como pudo.
Y a veces, con todo el amor que tenía… aunque no fuera el amor que tú esperabas.
Antes de juzgar a tu madre, pregúntate… ¿quién abrazó a la niña que fue?
Y sí…
Quizá tu madre falló.
Quizá no estuvo cuando más la necesitaste.
Quizá su amor fue duro, silencioso o ausente.
Pero hoy te invito a mirar más allá de eso.
Porque a veces, también hay que agradecer lo que no pudimos recibir.
Porque en esos vacíos aprendimos a buscarnos.
En sus miedos despertamos nuestro coraje.
Y en sus silencios, encontramos nuestra voz.
Gracias, mamá… por lo que diste y por lo que no pudiste darme. En todo, me enseñaste a ser.
Desde la mirada sistémica, mamá representa mucho más que una persona:
Representa la vida, el merecimiento, la abundancia, la salud, el vínculo con el mundo.
Cuando la rechazamos, nos rechazamos.
Cuando la juzgamos, nos detenemos.
Cuando la excluimos, algo en nosotros se desconecta.
Por eso, honrarla es necesario.
No desde el acuerdo, sino desde el reconocimiento.
No desde el perdón superficial, sino desde el alma que dice:
“Gracias por darme la vida. La tomo. Tal como vino, con todo lo que trajo contigo.”
Tu alma no vino a juzgar a mamá. Vino a honrarla. Y al hacerlo, te liberas.
Y si tú que escuchas, ya no tienes a tu madre en este plano…
Permíteme decirte: ella no se ha ido del todo.
Ella sigue en ti.
En tu forma de mirar, en tus palabras, en tus gestos, en tus silencios…
En cada acto de amor que entregas, hay algo de ella.
La muerte de una madre no se supera.
Se transforma.
En raíz.
En recuerdo.
En eternidad.
Y en este episodio no puedo dejar de hablarles a ellas…
A las madres que aún son mujeres.
Porque la maternidad no debe anular la feminidad.
A ti, madre que deseas, que sueñas, que se mira al espejo, que se cuestiona y se reconstruye…
Gracias.
Gracias por enseñarnos que el amor no tiene que doler.
Que puedes maternar sin desaparecer.
Que puedes criar sin olvidarte.
Porque una madre feliz, es una herencia emocional invaluable.
Y un hijo que ve a su madre honrarse, aprende a amarse.
No dejes de ser mujer por ser madre.
Porque ser madre… también es honrarte a ti.
Hoy, más que flores y regalos, te invito a hacer un acto sagrado:
Tomar a tu madre tal como fue.
Agradecerle.
Y decir internamente: “Gracias por darme la vida. La tomo. Completa. Y desde aquí, camino.”
Porque cuando mamá ocupa su lugar en tu corazón… tú también ocupas el tuyo en la vida.
Gracias por acompañarme en este episodio especial de KONSIENTE.
Un método para volver a ti, para mirar tus raíces sin miedo, y para tomar la vida con gratitud y conciencia.
Compártelo con quien necesite reconciliarse con su historia materna.
Regálale este momento a alguien que esté listo para sanar.
Y recuerda:
Tomar a mamá es abrirle la puerta a la vida.
Y honrarla… es también honrarte a ti.
(Despedida con música suave de fondo)
Nos encontramos en un próximo episodio.
Hasta entonces…
Sigue caminando, sigue sanando…
Sigue viviendo KONSIENTE.