
La sexualidad no empieza en la cama… empieza en la forma en la que habitas tu cuerpo, te hablas a ti mismo y te permites sentir sin culpa.
Bienvenido al podcast KONSIENTE, un espacio donde el alma respira, el cuerpo escucha y el corazón se expresa con verdad.
Aquí hablamos desde el amor, desde la presencia, y sobre todo, desde esa intención profunda de vivirnos más humanos… más vivos.
Gracias por estar aquí. Gracias por regalarte este momento para ti.
Desde el método Konsiente, entendemos que el ser humano no se divide en pedazos.
No hay emociones, por un lado, cuerpo por otro y espiritualidad escondida.
Todo es uno. Todo se integra.
Y cuando hablamos de sexualidad, no hablamos solo de sexo.
Hablamos de energía vital, de presencia, de amor, de placer con propósito.
La sexualidad konsiente no es técnica ni posición…
es conexión.
Conexión contigo, con el otro, con la vida misma.
Ahora que ya comprendemos que la sexualidad no es solo un acto físico, sino una energía viva que atraviesa todo lo que somos, quiero invitarte a quedarte conmigo unos minutos más.
Porque vamos a hablar de algo que muy pocos se atreven a decir:
cómo construir una sexualidad viva, libre, auténtica… y sobre todo, konsiente.
Y no, no se trata de técnicas para impresionar ni de juegos para complacer a otros.
Se trata de volver al origen…
De recordar que tu cuerpo es más que apariencia, que tu placer no es egoísta y que tu deseo no está mal.
En este episodio quiero compartirte pasos reales, humanos, alcanzables, para que empieces a vivir una sexualidad que no te duela, que no te confunda, que no te aleje de ti…
sino que te acerque.
Una sexualidad que nace desde el amor propio, que se construye con presencia y que se honra con cada decisión, cada palabra y cada caricia.
Si alguna vez sentiste que estabas desconectado, si alguna vez confundiste deseo con obligación o si simplemente quieres habitar tu cuerpo de otra forma… este episodio es para ti.
Así que respira profundo…
y prepárate para mirar la sexualidad con otros ojos:
los tuyos… despiertos, libres y konsientes.
- Reconózcanos el ser erótico y sagrado que somos
Nuestro cuerpo no es un instrumento de deseo ajeno, es un templo.
Y la energía sexual no es sucia ni prohibida: es creadora, es luminosa, es medicina.
Dejemos de ver la sexualidad como algo que “se hace” y comenzamos a sentirla como algo que somos . - Sana la relación contigo mismo
La primera relación sexual que tenemos es con nosotros . Y muchas veces esa relación está marcada por vergüenza, culpa o desconexión.
El autoamor no es solo autoayuda: es autocuidado, autotoque, autorregulación emocional.
Y…¿Cómo aplicar eso ?
— Dándonos espacios para explorarnos sin prisa, sin finalidad, para tocarnos como quien descubre un paisaje nuevo, no como quien busca un resultado.
— Si nunca has explorado tu cuerpo desde el amor, comienza poco a poco: respiración, caricias lentas, masajes suaves.
— Observar si nos hablamos con dureza: “Esto no debería excitarme”, “Esto está mal”. Y Cámbiarlo por: “Estoy aprendiendo a conocerme con compasión.”
Amarnos sin vergüenza es un acto revolucionario.
- Quita el piloto automático:
Hay una gran mentira que muchas personas han creído sin siquiera notarlo: que la sexualidad se trata de cumplir, rendir o repetir lo que ya “funcionó una vez”.
Así, sin darnos cuenta, empezamos a vivir nuestros encuentros desde la mente, no desde el cuerpo… desde la prisa, no desde el alma.
Y entonces, hacemos el amor con el cuerpo presente pero con el corazón ausente. Nos tocamos por costumbre. Nos decimos que sí, cuando por dentro hay un no. O simplemente, seguimos el libreto sin revisar si aún nos representa.
Esto es vivir la sexualidad en piloto automático.
Y vivir en piloto automático es perdernos de nosotros mismos .
Porque cuando la sexualidad deja de ser un espacio de conexión real, se convierte en una actuación. Una coreografía vacía, donde muchas veces fingimos deseo, placer o seguridad, solo por no incomodar, por no pensar mucho, o por miedo a quedarnos solos.
Pero la sexualidad konsiente viene a decirte algo diferente:
no vinimos a complacer, vinimos a sentir.
A estar presente. A elegir. A co-crear.
Y eso solo es posible si apagamos el piloto automático… y encendemos nuestra presencia.
En este paso vamos a hablar de cómo volver al aquí y al ahora, incluso en la intimidad. De cómo convertir cada encuentro en un espacio vivo, íntimo y libre de máscaras. Porque si no estsmos ahí por completo, no estámos. Y todos merecemos
Merecemos estar.
Merecemos sentir.
Merecemos habitar nuestro cuerpo y deseo desde la verdad, no desde el deber.
Vamos a explorarlo juntos…
— Antes de un encuentro íntimo (contigo o con alguien más), respira profundo y pregúntate: “¿Estoy aquí por deseo o por costumbre?”
— Practica estar presente durante el acto: siente la respiración, las texturas, los silencios.
— Atrévete a hablar: decir lo que deseas, lo que no, lo que sientes. No hay conexión sin comunicación.
No se trata de “hacer bien el amor”, sino de hacerlo con verdad.
- Habla desde el corazón, toca desde la Konsiencia:
Nos enseñaron a tener sexo, pero no a comunicarnos. A tocar, pero no a preguntar. A dar por hecho, pero no a mirar a los ojos y decir: “esto me gusta” o “esto no”.
Y así, muchas veces nos relacionamos desde el cuerpo sin pasar por el alma.
Nos saltamos la conversación. Nos evitamos a nosotras mismas. Fingimos. Callamos. Aceptamos por miedo a incomodar. Tocamos desde el deber, no desde el deseo.
Pero la sexualidad konsiente nos recuerda algo esencial: el cuerpo también escucha palabras, y el alma también necesita ser tocada.
Este paso no se trata solo de técnicas, se trata de presencia real. De dejar de suponer y empezar a comunicar. De hablar desde el corazón, con vulnerabilidad, con honestidad y también con ternura.
De atrevernos a expresar lo que sentimos antes, durante y después de un encuentro íntimo.
Y, sobre todo, de recordar que el consentimiento no es solo un “sí” o un “no”, es un diálogo constante que se siente, se construye y se respeta.
- Cuando hay verdad, hay seguridad. Cuando hay seguridad, el alma se permite abrirse.
- Cuando hay palabras claras, hay menos miedo.
- Cuando hay presencia, el cuerpo se relaja.
- Cuando hay conexión, no necesitas fingir nada: simplemente estás ahí, siendo, sintiendo, compartiéndote desde el amor.
Abrirse no es fácil. No lo es cuando hemos vivido rechazos, juicios o silencios incómodos frente a nuestra verdad. No lo es cuando nos enseñaron que sentir mucho era debilidad, o que hablar de lo que nos gusta en la intimidad era “demasiado”.
Pero abrirnos no tiene por qué doler.
Cuando lo hacemos de forma sana y konsiente, abrirnos se convierte en un acto de libertad… y de amor propio.
Abrirnos desde el método Konsiente no es lanzarnos sin filtros, ni soltarlo todo de golpe. Es ir quitando capa por capa con respeto, con escucha, con presencia.
Es permitirnos ser vistos sin disfraz.
Es elegir hablar sin miedo y tocar sin prisa.
Y para eso, hay pasos sencillos —pero muy poderosos— que podemos aplicar en el día a día, tanto contigo como con quienes eliges compartirte íntimamente.
Escucha con el corazón abierto, porque aquí te comparto cómo hacerlo posible en lo real, en lo cotidiano, en lo humano…
— Iniciando conversaciones amorosas y sin tabúes sobre lo que deseas y necesitas.
— Escuchando de verdad, no solo para responder, sino para entender al otro desde el alma.
— Validando tus emociones sin juzgarlas y sosteniendo también las del otro sin querer cambiarlas.
— Tocando con intención. No solo con las manos, también con la mirada, con el tono de voz, con tu energía presente.
Recordemos siempre:
abrirnos no es debilidad… es una forma valiente de amar.
Hablar desde el corazón y tocar desde la presencia es un arte que transforma la sexualidad en un puente de conexión, no en un acto vacío.
Cuando eligemos comunicarnos con claridad, respetarnos con firmeza y tocar con intención, ya estamos viviendo una sexualidad Konsiente… ya estamos haciendo el amor contigo y con la vida misma.
Gracias por quedarte hasta aquí.
Gracias por darte este espacio para escucharte más profundo.
Y sobre todo, gracias por atreverte a despertar.
Te abrazo con presencia, y nos escuchamos en un próximo episodio, donde seguiremos caminando juntos hacia una vida más viva, más verdadera… más Konsiente.
Hasta pronto.